Este viernes 8 de diciembre la manifestación, contra la guerra y ocupación del estado de Israel en Palestina, llegó a la plaza del Ayuntamiento alrededor de las siete de la tarde, en Figueres, en donde se estaba celebrando un concierto musical, y entre el público algunas personas han increpado a las manifestantes, alguno con insultos y empujones. Consignas de la manifestación y música se han solapado en algunos minutos, hasta que la manifestación ha emprendido su recorrido de vuelta a plaza Catalunya. Algunos hechos nos indican que las autoridades del municipio sabían de antemano que el encuentro iba a ocurrir, y han facilitado que ocurriera, lo que ha supuesto un disgusto para cierto número de personas que lo vieron como un conflicto cultural.
Desde un mes atrás que se ha legalizado para cada viernes una manifestación en Figueres con recorrido desde plaza Catalunya hasta plaza del Ayuntamiento, sobre el mismo horario. A la vez, también en esas horas, un colectivo contra todas las guerras viene concentrándose todos los viernes desde hace 9 meses en la plaza del Ayuntamiento.
En esta ocasión, un agente de policía del ayuntamiento de Figueres, había acudido a la salida de plaza Catalunya para facilitar la coordinación del recorrido y evitar conflictos con el tráfico rodado. Nos pidió un par de minutos de espera y le dimos diez. Le preguntamos por coincidir con otros grupos y sólo mencionó una sentada a la altura de la Rambla.
Agentes caminando han acompañado el recorrido de ida hasta avistar la calle de llegada a la plaza del Ayuntamiento, momento en el que se han esfumado. Ha sido entonces cuando una persona, que parecía formar parte del público musical, de lejos nos daba instrucciones de guardar silencio, pero seguimos gritando consignas como «Israel asesina, Europa patrocina». Al llegar a la plaza, esta y otras personas nos dijeron que, con esta actitud, perdíamos toda la razón de lo que estamos manifestando, discutieron la prevalencia entre «un acto cultural» frente a «un acto intelectual»… En poco tiempo recibimos silbidos de una parte del público, que fueron contestados con aplausos de otra parte del público del concierto.
También acudieron personas del público para impedir que otras nos apartaran físicamente o quitaran el megáfono. Recibimos sugerencias de algunas personas, ninguna de parte de su organización o concierto, con lo que nos fue difícil tomar una nueva decisión colectiva.
Creemos que un concierto puede dar apariencia de paz, armonía y seguridad a una comunidad, pero la cultura, ni es una disciplina autoritaria, ni está reñida con el conocimiento del mundo que nos rodea. Y creemos que el deber de la administración que recibe convocatorias de distintos actos, es informar a todas para facilitar el entendimiento.
En Palestina se está poniendo muy difícil el reconstruir la sociedad, el entendimiento y la fraternidad, pero deseamos que uno de sus logros futuros sea combinar cultura con diversidad y protesta, y con un plato en la mesa.